Debajo un botón, ton, ton, que
encontró Martín, tin, tin, había un ratón, ton, ton, ¡ay! que chiquitín, tin,
tin… Así empezamos nuestra clase, pero: ¿Era esto un simple juego?
Gracias a Alicia Wechsler pudimos comprobar que había un trasfondo muy
importante detrás de esta y otras muchas canciones que sonaron en el taller.
Nos dimos cuenta que a través de ellas, podíamos desarrollar nuestro potencial
creativo y nuestra capacidad de expresión, así que imaginaos en los niños, que
son espontaneidad pura, lo que puede suceder…
Ya lo he comprobado en mis clases de
“Música y Movimiento”, y os aseguro que da resultado.
La creatividad es un
aspecto importante del desarrollo porque genera procesos (discriminación,
integración, síntesis) que conmueven y liberan asuntos internos desde lo
espontáneo y a su vez utiliza reglas (juicio) que potencian la adaptación
activa y transformadora de la realidad y sus contextos (Crear Salud - Aportes de la Musicoterapia preventiva -Patricia Pellizzari pág42).
Por ello uno de los aspectos en los que
incidimos es en que el objetivo inicial no es formar músicos sino sujetos libres, equilibrados y felices
que puedan disfrutar de la vida.
Otro de los aspectos en los Alicia incidía es
la importancia del ritmo ya que
desde muy pequeños los
ritmos nos hacen movernos.
Cuando trabajo con mis niños
ejercicios de marcar el ritmo, ellos lo
hacen de forma natural. Es un ritmo parecido al del latido del corazón, entre uno
y dos golpes por segundo.
También he observado que cuanto más rápido marcamos
el ritmo, más les levanta el ánimo y les da energía. Los científicos piensan
que se debe a que en nuestro interior sentimos que estamos escuchando los
latidos ir más rápido y eso nos hace sentirnos entusiasmados. Pero la música
consigue algo más que sentirnos alegres o tristes…despierta en nosotros todo un
abanico de emociones. Me gusta jugar mucho con esto para poder canalizar
sentimientos, sensaciones…funciona a la perfección.
Otra de las cosas curiosas que he
descubierto es que les apasionan los sonidos
fuertes. ¿Por qué?
Según diversos estudios, estos
sonidos tienen un efecto muy particular en nuestros sentidos. En el interior
del oído junto al diminuto caracol con el que oímos, hay una serie de
estructuras diseñadas para percibir como se mueve la cabeza. Una de ellas es el
sáculo, una bolsa llena de una sustancia gelatinosa que nos dice lo rápido que
estamos avanzando. En principio el sáculo no tiene nada que ver con la
audición, pero las investigaciones recientes sugieren que en ciertas
frecuencias los sonidos altos puede hacer vibrar tanto el oído interno que
cuando el sáculo también se sacude, sentimos lo mismo que si estuviéramos en
caída libre. Por eso los sonidos altos nos producen una repentina sensación de
placer. Según esta teoría el volumen tiene que estar por encima de los 90db,
pero escuchar algo a ese volumen durante un tiempo podría acabar dañándonos el
oído.
Curioso, ¿verdad? Lejos de
estas investigaciones, lo que sí he comprobado durante mis años de experiencia
es que el trabajo con música consigue en los niños un aumento de la capacidad
de escucha y observación, un mejor autoconcepto y autoestima; reduce problemas
de comportamiento y en consecuencia mejora el rendimiento académico. También aumenta
las habilidades afectivas, comunicativas y sociales; y se incrementan las
conductas cooperativas. Por ello, lo mejor es iniciarles en experiencias
musicales cuanto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario