Sé que hay cosas que volverán a cobrar vida algún día, pero
por el momento ya no tienen sentido.
Una de ellas es la reciente fiesta de San Blas, a la que acudíamos
todos los años a tocar; Los domingos por la tarde que eran parada obligatoria
para ir a verte. La sonrisa y el abrazo preparado antes de llegar a la habitación
115, ver caer el agua en la cascada del patio de la residencia, los conciertos
con poesías interminables, la estampa que me protegería al llevarla en el coche…
Tantas y tantas cosas que tú hacías especiales.
También hay otras que han cobrado más sentido gracias a los
consejos que continuamente me recordabas…
-
”Laura, tienes que estar con un chico
trabajador, que te quiera….”
Éstos me ayudarán a ser como tú, alguien especial, una
super abuela a la que no se le iba ni una; La persona más tolerante que he
conocido para la época en la que te ha tocado vivir, aquella que se ganaba el
cariño incondicional de todo su alrededor; Cabezona, mucho; Pero a la vez
prudente y previsora; Muy golosa y coqueta:
-
“Tengo que ir a la peluquería”
-
“Otra
cosa no… pero arrugas no tengo ¿A qué no?
Llámame egoísta abuela, pero sigo queriendo haber
disfrutado más tiempo de ti…
Ya ha pasado casi un mes desde que nos dejaste y aún sigo
mojando por las noches la almohada de mi cama. Siempre has sido la institución
de la familia, y para mí una gran referente.
A pesar de todo estoy contenta. Te recuerdo con mucho
cariño y doy gracias porque he tenido la oportunidad de conocerte y tenerte
cerca hasta ahora, he disfrutado mucho de ti y me has enseñado mucho.
Tú has sido alguien importante y especial para mí, siempre
formarás parte de mis pensamientos y decisiones. Gracias por todo lo que me has
dado y enseñado; por tu compañía, tu apoyo, tu comprensión y presencia.
No me despido, pues de una manera u otra siempre estaremos
juntas.
Laura