Llevo casi la mitad de mi estancia en Nicaragua y parece que fue ayer cuando llegué…se pasan los días que ni me entero. Siempre hago cosas nuevas que no programo y que me ayudan a engancharme cada vez más a este país. El ritmo de vida es distinto (más a lo suuuave) y me da tiempo a ser consciente de muchos valores que allí no me da tiempo a valorar.
Este fin de semana ha sido entretenido; el sábado visitamos las urgencias del hospital público con una amiga que llevaba unos días con gastronteritis, fiebre y mareos. La metieron a observación, después de pasar muchas horas de análisis, varias bolsas de suero y descartes de enfermedades como el dengue, la malaria o el pis de rata, le dijeron que tenía una simple infección y le mandaron unos antibióticos, ya está mucho mejor.
El hospital es de lo más rústico, hay palomas por los pasillos porque partes del techo están abiertas y entran. Espero no ponerme mala porque las condiciones tanto de higiene como de especialistas son muy básicas. Según subes más plantas del hospital el aspecto es mucho peor, la gente enferma se queda en los pasillos porque no entran en las habitaciones, y algunos de ellos se traen las hamacas de sus casas. El otro día nos contaron unas de las médicas que está en nuestra residencia que se les murió un hombre porque se les fue la luz del hospital y el hombre estaba conectado a una máquina. Nos cuentan de cada historia… partos de las niñas de 15 o 16 años, aquí son muy habituales. Nuestros niños nos preguntan siempre que porque nosotras no tenemos hijos todavía.
El domingo fuimos de exploradoras y subimos un volcán que está a una hora en coche de león llamado “Cerro Negro”, de unos 673m. A pesar de haber pasado parte del invierno en la piscina y el gym me estoy dando cuenta de que estoy totalmente oxidada. Íbamos subiendo poco a poco con varios descansos bordeando el volcán y con una tabla estilo trineo y una mochila con la equipación que luego utilizamos para tirarnos por la ladera.
Cuando subimos al cráter había unas vistas increíbles, el suelo estaba ardiendo y salía humo y olía a azufre. Nos pusimos toda la equipación de mono, rodilleras, coderas, guantes, gafas… y tras unas nociones básicas empezamos a bajar de uno en uno por la ladera, algunos más atrevidos se la jugaron a bajar con de pie, como haciendo Snow, pero sentado molaba mucho más porque bajabas a toda leche y por supuesto era más fácil.
Empecé la primera parte a trompicones porque se me llenaba la tabla de arena y me frenaba, pero la segunda parte que tenía más pendiente le pillé el truco y bajé con mucha velocidad, y entre que iba gritando y se me metió toda la tierra en la boca que me iba saltantando y que con esas gafas no se veía nada me dio todo el subidón jajaj fue una pasada, pero os podéis imaginar cómo llegué de tierra…
Este finde como he dicho a sido corto pero intenso, el sábado por la mañana estuvimos trabajando en la Asociación. A mí me tocó junto con el Psicólogo hacer un taller con las niñas sobre maltrato. Creo que aún cada vez que recuerdo las historias que contaban las niñas se me siguen poniendo los pelos de punta.
Empecé apuntando en una cartulina grande, qué era para ellas el maltrato. Contestaban:
- Que nos peguen con faja (cinturón), chinela (zapatilla), manguera, el garrote, el cable eléctrico, perchas
- Que nos griten con malas palabras, como: “puta”, “hijuela cien puta”, “ya me tienes harta mona vieja”, “desaparece de mi vista”…
- “Coscorrones y gritos por parte de nuestros hermanos”
- “Agarrarnos y tirarnos contra la pared”
- “Desnudarnos y tirarnos en la cama para pegarnos”
- “Arrancarnos el pelo y tirarnos de la oreja”
Espeluznante, pero ahí no acaba todo…luego vino la parte de abuso sexual… iban contando historias que había visto o vivido.
Son niños/as que trabajan vendiendo en la terminal de autobuses, uno de los lugares con más riesgo de sufrir algún tipo de abuso. Ellas contaban que los hombres las llamaban para que se fueran con ellos pero que ellas echaban a correr. También contaron abusos a chavalas que había visto, pero tengo que asentarlo mejor, porque sé que ven muchas telenovelas y muchas de las historias probablemente vendrán de ahí, porque realmente eran de película. Esto no quita que no hayan visto abusos o posiblemente los hayan sufrido, pero quiero hablar con el psicólogo para evaluar la sesión porque el sábado no nos dio tiempo.
Para terminar este finde tan bipolar os tengo que contar otra “mala noticia”…mi pobre Sansung corby ha cambiado de dueño…me le robaron en el autobús de camino a la playa. Le llevaba en una mochila y de repente me encontré el bolsillo abierto y me mosqueé al no verle, pero no sabía seguro si me le había llevado o le había dejado en la residencia. Pero cuando llegué confirmé que me lo había robado. Es muy fácil que te roben en los autobuses, siempre van hasta arriba (literalmente), hay algunos que la gente se sube hasta la parte de arriba. Podría escribir otro post exclusivamente del transporte público de aquí. He montado en casi todo ya, sólo me falta en burro!
Hasta el momento he sido bastante confiada, no he visto nada extraño por ningún lado, de hecho las estadísticas dicen que León es una de las ciudades más seguras de Centroamérica….Pero a partir de ahora tengo mucho más controlado mis pertenencias, aunque en realidad me sobra casi todo aquí. Me apaño con 4 camisetas, 2 pantalones y el portátil que es mi medio de comunicación con mi gente y como no…algo de pasta, pero no demasiada, como todos los días por 2 o 3 euros… cuándo regrese voy a alucinar cuando me pidan por un menú 10€ .
Perdonar la extensión de esta entrada pero como ya os he dicho…han sido muchas cosas las que me pasan en un día!
Un besazo enorme mis chelitos!
